EDUCACIÓN PARA LA VIDA
La vida exige de la gente muchas cosas. El/la niño/a como futuro adulto/a, debe estar preparado no sólo para atender sus propias necesidades y las de los suyos, sino para poder ayudar efectivamente a su comunidad. Entonces, si la persona necesita comer debe saber cocinar, si tiene un presupuesto grande o pequeño, debe adquirir experiencia en lo que es administrar. Consume productos agrícolas y pecuarios debe saber cómo se obtienen, labrar la tierra, observar su fertilidad, ponerse en contacto con los animales tocándolos, cuidándolos, relacionarse con ellos. Le es indispensable un entrenamiento físico, debe preparar y aprender a ejercitar su cuerpo por medio de los deportes. Debe saber cómo funciona su cuerpo, debe aprender primeros auxilios.
El crecimiento de las ciudades y la violencia crean en la vida de hoy momentos de peligro. Debe aprender artes marciales para defenderse. Todo lo anterior pone al niño en contacto con la vida, el enfrentarlas da seguridad, permite descubrir verdaderos intereses y habilidades, y así su vocación que posteriormente será orientación vocacional y ésta será el resultado de una experiencia directa con la realidad. El ubicar el contexto histórico-social del iniciador de estas ideas (Gurdjieff) nos acerca al «estado de deber» que le fue propuesto y que de alguna forma se manifiesta en su visión del mundo y que en el modelo educativo hace una proclamación de lo que se debe hacer en la educación: despertar la conciencia. ¿Esta metáfora del despertar es necesaria porque no hay representación correcta entre el intercambio del hombre y su medio ambiente? ¿Conciencia se refiere únicamente al darse cuenta o hay algo más?
Aquí hay peculiaridades lingüísticas dignas de ser notadas. La primera es que el lenguaje de la propuesta parece venir del lenguaje de la pedagogía práctica en su función prescriptiva, y del uso de la metáfora más que del lenguaje científico, hasta aquí no se observa ninguna relación de variables y sí la guía del educador: despertar la conciencia. Si se verifica la primera propuesta completa, afirma “una educación dirigida a despertar la conciencia, a difundir en los niños la confianza en sí mismos para enfrentar la vida, responsabilizarse y utilizar su inteligencia conjuntamente con sus sentimientos”, entonces se observan consignas programáticas, que como postula Brezinka (1990), exigen, recomiendan y exhortan a pensar en cierta forma. Analizando a algunos de sus alumnos (por ejemplo, De Ropp, 1985) y al propio Sr. Gurdjieff, se plantea que el ser humano está dormido y que el propósito del Juego Supremo, el Trabajo o la Psicología Creativa son sus prácticas para el verdadero despertar, que el estado de vigilia no es el más alto nivel de conciencia de que el hombre es capaz (De Ropp, 1985). Entonces, el término “conciencia” va más allá del simple darse cuenta. En este enfoque se consideran diferentes estados de conciencia (dormir profundo sin sueños, dormir con sueños, vigilia, recuerdo en sí, conciencia objetiva, etc.), siendo de interés para este estudio el de recuerdo de sí o conciencia de sí.
Ya que respondí la pregunta y me guío hacia el ideal de estado de conciencia que es el auto-recuerdo o recuerdo de sí, estas expresiones no describen enteramente ese estado, pero parecen las mejores disponibles. En este estado hay una atención hacia afuera y otra hacia adentro, con un actor y un observador. Es un ideal del hombre: hombre despierto, auto-trascendido. La idea esencial es que se alcance un estado de personalidad diferenciada en el educando. Sin embargo, cuando analizamos la definición de la educación conviene definir qué es lo que se desarrolla y cómo: “La educación debe ser un proceso mediante el cual se trate de desarrollar en una forma integral y equilibrada la mente, el sentimiento y el cuerpo”. Aquí tenemos un concepto descriptivo y uno prescriptivo–programático.
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